lunes, 27 de junio de 2011

Dejaste un vacìo perenne en que se ha filtrado la suciedad de los dìas grises, los estìmulos, las copas quebradas, minutos donde solo quiero abrir el espacio, entrometerme entre las paginas que quedaron sin leer, entre las bibliotecas donde hoy solo huelen a polvo. Quedaste atrapada en un cajòn donde me asujetè a pensar, a observar por pocos segundos.. si de pronto toda esa càlida costura de tu sangre se hubiera quedado conmigo, hoy resta dar un paseo por donde paseabas, consumir las mismas caricias de aliento donde relativamente solìas explorar el fruto de tu buena caridad. Tendrè en cuenta no seguir siendo una planta atada, entre raìces ya existentes. Quedaste agujero, quedaste de repente en las plantas, en el oxigeno como una especie de recuerdo.. yo miraba mi cigarrillo y escuchaba las alarmas, los llantos, la desesperaciòn de lo que hoy se llama a secas una destrucciòn, estamos entre un rompe cabezas con una pieza perdida, escondida debajo de la alfombra, aquella que acumula los problemas y las discusiones. Nunca la limpiamos, la dejamos como un amuleto del orden, proporcionado a los muebles, quieto, como las aves, como la avena, como el vino por un septiembre pròximo, como..

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